La familia es muy importante en nuestra sociedad y en el reino de Dios. Es un regalo que Dios nos dio para que no pasemos por esta vida solos. Es nuestro deber cuidarla y cultivarla para que sea una familia de bien y de bendición aqui en la tierra. Por esto, necesitamos instruirnos en todos los aspectos que beneficien a nuestra familia. Es de sabios mantenernos aprendiendo constantemente ya sea atravez de la lectura, cursos u otros recursos que nos ayuden a vivir una vida saludable. Si hoy estas en busca de aprender mas como mejorar tu familia andas por un buen camino. En esta ocasión quisiera compartir contigo algunas ideas de como fortalecer tu núcleo familiar.
La unidad es esencial en cada familia, una familia unida es una familia fuerte. Si uno cae, el otro lo levanta, si uno enferma el otro lo ayuda, si alguno necesita oración, el otro esta ahi para respaldarlo (vease Eclesiastés 4:9-11). Es nuestro deber ocuparnos de nuestra familia ya que es nuestro primer ministerio.
Antes de entrar a darte los tips para fortalecer tu familia quisiera exhortarte a que nunca menosprecies a la familia que Dios te dio. Algunos le preguntan a Dios porque los puso en la familia que los puso o tal vez porque no les dio una familia mejor. Dios no se equivoca. El es un Dios perfecto y sabía muy bien en la familia que tu necesitabas estar, los padres, los hijos y compañeros que necesitabas para recorrer el camino en esta vida. Por eso te plantó en el lugar donde te plantó. Tu eres una ficha muy importante en tu familia y si has estado lejos de la misma ya sea por diferentes razones es momento que tomes tu posición pues Dios quiere hacer algo muy lindo a través de tu familia y tu necesitas ser parte de eso.
Por otro lado, hay casos donde por situaciones y errores de la vida los padres sanguíneos no pudieron fungir como tales y Dios planta a sus hijos en otros lugares o familias ya sea momentáneamente o permanentemente y esta pasa a ser también su familia. Si este es tu caso eres de igual forma bendecido y Dios necesitaba que estuvieras en el lugar donde te puso por un propósito. Pero si por alguna razón tus padres o familia sanguínea busca algún contacto contigo y esta relación no amenaza tu seguridad por favor no los rechaces y permite una relación con ellos pues también son importante en tu vida y tu en la de ellos. No permitas que un error del pasado dañe lo que Dios quiere hacer contigo ahora y en el futuro. Dios es un Dios pro-familia y su deseo es que vivamos junto a nuestras familias una vida feliz donde disfrutemos con alegría nuestra estadía aquí en la tierra.
A continuación te comparto algunas maneras de fortalecer tu familia:
1. Dedica un día solo a tu familia, libre de interrupciones.
Has un hábito sacar un día a la semana para compartir con los tuyos. Que ese día sea solo para ustedes. Apaga el celular y disfruta de tu espos@ e hijos. La vida pasa muy pronto y aveces perdemos el valioso tiempo en cosas vanas que no son de ningún provecho. Vean una película, vayan al cine, al parque o simplemente hagan una cena divertida en su hogar y una noche de juegos.
2.No olviden orar, compartir,estudiar y memorizar juntos la palabra de Dios.
Hacer esto cambiara el ambiente en nuestros hogares. Comenzaremos a ver cambios en nosotros y en nuestras familias. Necesitamos entender que en estos tiempos en que vivimos el enemigo esta rondando buscando a quien destruir. Buscando a que familia va a a dividir, que matrimonio va a romper y a que corazón romper. Es por esto que necesitamos fortalecernos de tal manera que podamos estar apercibidos y listos para contra atacarle con la palabra de Dios.
3. Escucha con atención cuando te hablan.
No hay nada mas malo que uno hablarle a una persona y que no te preste atención. Demuéstrale a tu espos@ e hijos que lo que tienen que decir es muy importante para ti. Cuando te hablen, si es posible deja lo que estas haciendo, presta atención y conversa.
4.Comparte sus intereses.
Como dijimos anteriormente compartir con los nuestros es muy importante y demostrar que nos interesan es algo que ayudará a fomentar una familia fuerte. Puede ser que compartan juntos un pasatiempo, un deporte o una actividad en la que puedan dialogar. Hay veces que nos tocará aprender sobre algo que a nuestro cónyugue o hijos le interesa y a nosotros no tanto. Haz una búsqueda sobre el tema y prepárate para sorpenderlos. Cuando ponemos nuestro empeño en complacer a los nuestros y vemos lo bien que la pasamos juntos, se convertirá en uno de nuestros pasatiempos favoritos.
5. Ama más, perdona más, porque tú también te equivocas.
Hagamos en nosotros un hábito de amar y perdonar. Somos humanos y fallamos. Procuremos siempre hablar nuestras molestias en el momento indicado y no permitir que alguna raíz de amargura entre en nosotros. No nos vayamos a dormir enojados. Vivamos cada día como si fuera el último.
6. Construye y edifica con tus palabras.
Las palabras pueden construir o destruir. Bendecir o maldecir. Está en nosotros que hacemos con ellas. Con las palabras podemos dañar a una persona o levantarla. Yo no se tú, pero yo quiero ser una persona que edifica con palabras. Que hermoso es levantar y fortalecer a los nuestros con afirmaciones diarias. Haz una prueba y verás que diferente comienza esa persona a actuar. Déjate llevar por la palabra de Dios para hablar sobre la vida de tu espos@ y tus hijos. Se un agente de cambios en esta tierra.
7. No dejen de congregarse.
Ir a la iglesia juntos es una bendición. Si pueden hacerlo, no lo dejen de hacer pues esto ayuda mucho en la formación y en la unidad de nuestras familias. Ahora bien, si algún miembro de tu familia no quiere asistir, no lo obligues. Mejor ora para que sea Dios quien toque a esa persona y haga la obra en su vida. De igual forma, no maltrates ni menosprecies a la persona que no quiere asistir con usted a la iglesia mejor exhorte con amor y dé testimonio con su vida de las grandezas y bondad de Dios para que de esta forma un día quiera recibir de lo que tu tienes.
Para meditar:
- Marcos 3:25 Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer
- Colosenses 3:13 soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
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